Friday, July 20, 2012

Siria Abandonada a su Suerte

Entrevista en vivo Univision Puerto Rico /
Live Univision News Puerto Rico Interview: 20 July 2012





Por décadas, un gran número de países del cercano oriente y del norte de Africa jugaron el juego de ser "repúblicas": con sus presidentes y primer ministros, burocracias administrativas, parlamentos y jueces -- los ingredientes básicos de toda democracia -- pero muy poca "libertad" verdadera, mucha represión, tortura y abuso de los más elementales derechos que protegen la dignidad humana.  Y por décadas tuvieron éxito sus líderes en mantenerse en el poder, restringir aún más el libre ejercicio de las libertades democráticas y justificar su permanencia en el poder como los únicos que podrían mantener algo de orden en una región con grandes conflictos religiosos, étnicos, culturales, nacionales (eg., el problema árabe/israelí), económicos y políticos; una región a la vez privilegiada y/o condenada por su localización geográfica estratégica y, donde los hay, vastos recursos de gas natural y petróleo; en fin, la cuna de la civilización, escenario donde nacieron tres grandes religiones: judaica, cristiana y musulmán; uno de los lugares más peligroso para vivir en el planeta.

En enero de 2011 el espejismo de estabilidad y orden que las dictaduras de Oriente Medio vendían con mucho éxito hasta entonces, para el consumo interno y el externo,  llegó a su fin.  La "Primavera Arabe" ha sido un verdadero cataclismo político en Túnez, Egipto, Libia y Yemen, donde todos los dictadores han sido despojados del poder.  En Jordania, Bahrein y Arabia Saudita y los Emiratos Arabes ha habido intentonas de protesta o alzamientos de multitudes que los gobernantes, "reyes" todos, han sabido controlar, hasta ahora.  Preludio fueron la robusta y certera reacción del régimen ante las protestas en 2009 por el virtual robo que fue la re-elección del Presidente de Irán Ahmadinejad.  Y el espectro de un conflicto generalizado, hasta entonces enfocado en Palestina o Irán,  partió de los propios deseos de millares de centenas de ciudadanos en esta región que optaron por cambiar sus déspotas, algo que había parecido imposible. 

Siria ha visto su propia revolución nacida en la misma primavera del 2011 incrementar cada día hacia una verdadera catástrofe nacional donde el propio gobierno de Bashar Assad ha abdicado, por actos propios, la defensa del bienestar colectivo, sacrificando una breve pero muy bien ejecutada política de apertura diplomática en el altar de mantener el poder personal a toda costa.  No tengamos duda: el gobierno en Siria es responsable por la muerte de decenas de sus ciudadanos diariamente, 300 en las 24 horas previas a esta columna, posiblemente más de 15,000 niños, hombres y mujeres cuya sangre clama por justicia.

Rusia y China han vetado, en este día más sangriento de la revolución siria, el borrador más reciente de propuesta de sanciones y estrategias de seguridad colectiva presentadas en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.  Ya van dos veces en el 2012 que con su poder de veto, estas dos potencias cruciales en las relaciones internacionales proveen a Siria un escudo diplomático en lo que es una verdadera carnicería nacional.  El no hacer nada significa que los sirios, por lo pronto, seguirán levantándose en armas contra el régimen, y éste continuará batallando, hasta que se agoten los recursos de uno u otro bando o de veras llegue un cambio de postura ruso/china que cree esa "ventana" de oportunidad para que Assad deje el poder mediante el escape y posiblemente impunidad en el exilio o la derrota militar total estilo Gaddafi, o algo entre esos dos polos. 

En la entrevista en Univision Puerto Rico entramos de lleno en este aspecto internacional crucial que tanta indignación merece que es el veto a todo intento de sancionar el régimen de Assad en el Consejo de Seguridad.  Hay aquí claramente un deber sagrado de proteger vida y crear las condiciones que doten a la niñez y toda la sociedad siria de una verdadera oportunidad de desarrollo. 

No hacer nada, como en Rwanda y Burundi en los 1990s, como bien ha reiterado el Presidente Bill Clinton, será una carga pesada en la conciencia colectiva de un mundo que debe aspirar a más.

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