Friday, May 20, 2011

Da cara...Obama

Con su discurso del 19 de mayo de 2011, el Presidente Barack Obama muestra al Oriente Medio y la comunidad internacional, al fin (dirán muchos), que Estados Unidos quiere ser un socio en la tormenta de cambios en la región.  El mensaje llega con mucho retraso.  Hay que preguntarse qué diferencia puedan hacer sus palabras. 

Mucha.  Por lo que dijo y por lo editado.  Exhorta a Israel a retirarse de los territorios que ganó en la guerra de los seis días de 1967 y cederlos a los palestinos (un cambio de la postura de George W. Bush, su predecesor en Casa Blanca).  No tardó nada en responder el gobierno israelí.  En la vispera de su visita a Obama, el primer ministro Benjamin Netanyahu catalogó la propuesta como irreal:  Israel quedaría expuesto a sus enemigos pues volvería a unas fronteras frágiles y difíciles de defender (con no menos de 4 guerras con sus vecinos, cierto peso debe tener esta tajante respuesta del ministro).  Además, miles de israelies se encontrarían fuera del territorio nacional y desprovistos de la seguridad que ello representa. 

Obama también reiteró que apoya la solución de dos estados soberanos independientes en tierra santa, uno palestino, "desmilitarizado" y en convivencia con Israel, que posee una de las fuerzas militares más efectivas y letales de la zona.  A propósito, Israel posee armas nucleares, aunque no lo confirme o niegue.  Por otra parte, Obama destacó que las principales organizaciones palestinas, Fatah (que controla la Ribera Occidental del Jordán) y Hamas (que controla la Franja de Gaza), tienen que explicar el significado de su acuerdo politico reciente pues es preciso conocer su visión dada la posición de Hamas de que Israel no tiene siquiera derecho a existir.  Pero Obama no indicó soluciones concretas con respecto a Jerusalem, que ambos bandos reclaman para sí (de seguro uno de los aspectos más cruciales) y dijo poco sobre los refugiados palestinos y sus descendientes que reclaman su derecho de "retorno" a las tierras que les fueron despojadas en la fundación de Israel en 1948. 

El presidente Obama mostró un análisis muy profundo de los procesos de cambio en Túnez, Egipto, Siria, Bahrein, Yemen e Irán (frustrado este último por los mullahs cuando impusieron por la fuerza la permanencia de Ahmadinejad en la presidencia en las desprestigiadas elecciones de 2009).   Tambien advirtió Obama a Assad sobre la futilidad de reprimir la ola popular de cambio en Siria (e impuso sanciones).  Pero nada dijo sobre Arabia Saudita o los emiratos; sobre todo el rol de las fuerzas armadas saudis en la represión de la mayoría shiíta en Bahrein (no ha habido, ni debemos esperar, sanciones en este escenario).

Por otra parte, Obama anunció ayuda financiera para Egipto y Túnez, por su entrada de lleno al proceso democrático.  Constante en la política exterior de Estados Unidos, por décadas, el equiparar "democracia" en un país con la expectativa que ese país será aliado o al menos no obstaculice los intereses de Estados Unidos; presunción con una trayectoria errática (un ejemplo: Francia, asistido en dos guerras mundiales y sostenido por la ayuda del Plan Marshall en la post-guerra, poseedor de armas nucleares, en 1964 no vaciló en retirarse de la OTAN, para no poca molestia y nerviosismo de Estados Unidos). 

Lo que nos lleva a los intereses medulares ("core interests") que Obama destacó en su discurso: "contener" al terrorismo; detener la proliferación de armas nucleares; mantener el libre comercio; promover la "seguridad regional" (¿el flujo de los productos energéticos al oeste?); defender la seguridad de Israel; y lograr la paz árabe-israelí.  Una agenda compleja ante un momento histórico de consecuencias impredecibles; "una temporada de cambio" le denominó Obama. 

Continuemos la semana próxima, en que el Primer Ministro Netanyahu hablará ante una sesión conjunta del Congreso de los Estados Unidos, por invitación de los rivales políticos del Presidente.  Será una oportunidad para poder apreciar cuánta sintonía o disonancia hay entre las aspiraciones que Obama enunció en su discurso y las realidades desde el punto de vista de uno de los verdaderos protagonistas (mientras el Primer Ministro ocupe cargo). 

Volviendo al discurso de Obama, en el saldo, será inevitable el choque entre los intereses estratégicos y los valores democráticos, ambos esenciales para un presidente que personifica sensibilidad, esperanza y capacidad pero que, en Oriente Medio, no podemos negarlo, frecuentemente verá muy limitada su capacidad de estar al frente de los acontecimientos.  Si no fuera así, ¿para qué vendría Netanyahu a hablar en el Congreso? 

Wednesday, May 11, 2011

El panorama es de China...por lo pronto

Con 1.3 billones de habitantes, China es el pais más poblado del mundo y desde el 2001 sobrepasó al Japón para convertirse en la segunda economía más grande del planeta, detrás de Estados Unidos.  Su crecimiento económico sin precedentes en menos de cuatro décadas le ha llevado a ocupar desde el 2010 la primera posición entre las naciones que más productos producen y exportan; y en un análisis reciente del Fondo Monetario Internacional se anuncia que China está en vías de convertirse en la mayor economía del mundo para el 2016.  Ante la indiscutible nueva era económica y política que ya vivimos, es preciso conocer las fortalezas y limitaciones del modelo de crecimiento chino, planificar para aprovechar las oportunidades que este fenómeno ya está propiciando a nivel global y tomar nota de las dificultades inherentes al proyecto de desarrollo chino.

En Estados Unidos, América Latina y el resto de nuestro hemisferio occidental hace tiempo que se debe estar preparados para maximizar los beneficios que pueda traer la nueva posición internacional china.  Los mayores socios comerciales de América Latina son Estados Unidos y la Unión Europea; de hecho, los Estados Unidos mantienen un balance comercial a favor de América Latina pero su porción del mercado ha ido mermando en los últimos años.    El reciente informe de CEPAL sobre las relaciones comerciales en el hemisferio, preparado en ocasión de la visita de estado del Presidente Barack Obama a Brasil, Chile y El Salvador en marzo de 2011, demuestra que pronto China desplazará a la Unión Europea como segundo socio comercial de América Latina y le seguirá los pasos muy de cerca a Estados Unidos.  Advierte CEPAL que Estados Unidos no parece tener un plan estratégico para competir efectivamente por nuevas oportunidades comerciales en el continente, a pesar de los indicadores que favorecen a China en el mediano plazo.

Esta semana líderes de las finanzas y la diplomacia china se reunieron en Washington, D.C. con una delegación presidida por la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, el Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, el Presidente de la Junta de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y otros funcionarios de mayor rango del gobierno de Estados Unidos.  El denominado Tercer Diálogo Estratégico y Económico sirvió como foro para plantearse mutuamente diversos problemas relacionados con la nueva posicion que China ocupa globalmente en un marco de cordialidad, firmeza y, debe decirse, debida deferencia.  No es para menos, pues China es uno de los mayores competidores económicos de Estados Unidos; además, recordemos, China es el mayor acreedor extranjero de la deuda pública federal, pues es el dueño de $1 por cada $9 dólares de dicha deuda, que ya ronda casi los $10 trillones (y la deuda de Estados Unidos, y cómo controlar su crecimiento, son de los asuntos principales en la agenda congresional y presidencial presente).

A finales de la década de los 1970, China apostó a un modelo de desarrollo económico agresivo basado en las exportaciones y, hay que admitirlo, la manipulación del valor de su moneda, el yuan (o renminbi).  El crecimiento ha sido fenomenal, rondando la tasa de 10% anual año tras año mientras casi todas las economías del mundo lograron tasas modestas y, en muchos casos, hasta contracción económica en la primera década del Siglo 21.  Su impacto interno puede verse en las ciudades de China pues hoy casi la mitad de la población vive en las ciudades, cuando hace tan solo 20 años la mayoría de la población vivía en la zona rural.  China además es un devorador gigantesco de recursos que incluyen, acero, cemento, elementos raros, agua, petróleo y materias primas de todo tipo y es el principal contribuyente global a la producción de los gases relacionados al efecto invernadero y contaminación.  Sin embargo, la inmensa mayoría de la población no disfruta de los beneficios económicos de esta era y presenta unas características inquietantes que incluyen ser de las más pobres del mundo y una de las que más rápido está envejeciendo (debido a la política de un sólo niño por familia); tampoco ha tenido experiencia práctica en los procesos democráticos que son rutina en gran parte de las economías más avanzadas del mundo.

Las elites que sostienen el poder en China entienden las enormes debilidades en su proyecto de desarrollo y están tomando nota de los procesos populares actuales en Oriente Medio.  Por eso el nuevo (12vo) plan quinquenal enfoca el desarrollo de una clase media interna que pueda contribuir al desarrollo económico por medio del consumo interno, lo cual presupone que esa población, concentrada en las ciudades, adquirirá un ingreso que le permita llevar un estilo de vida más próspero, en la esperanza de que a mayor prosperidad, menor la posibilidad de descontento desestabilizador.  Por otra parte, es claro que el régimen chino continúa invirtiendo sumas extraordinarias en tecnología y fuerzas para reprimir la disidencia en todos los frentes internos, en universidades, lugares de empleo, regiones semi-autónomas como Tibet y Xinjiang, foros públicos e internet; amedrentar todo impulso independiente en Taiwán, defender sus reclamos territoriales en el Mar del Sur de China y las fronteras con Rusia e India y sostener su aliado Corea del Norte (antagonizando no solo a Corea del Sur sino también a Japón, socio económico y militar de Estados Unidos). 

El milagro chino ha tenido un costo enorme en ausencia de tolerancia, apertura, participación ciudadana, rendición de cuentas, justicia social y libertad de expresión. Debemos catalogarlo de exitoso si nos limitamos a lo económico (y con salvedades muy pertinentes).  Los retos de corte político y social son quizá mayores que cualquier otro en su historia.  Por eso, hoy el panorama es de China; de cara al futuro, está por verse.    

Friday, May 6, 2011

No Más Osama Bin Laden

Video: Entrevista en Univisión (2 de mayo de 2011).
Búscala:
Parte 1: http://www.youtube.com/watch?v=hpCiuXg8yJI
Parte 2: http://www.youtube.com/watch?v=SnihqXXrp7o

Es algo prácticamente sin precedentes que el Presidente de los Estados Unidos anuncie detalles de las operaciones clandestinas que él autoriza.  Pero las reglas cambiaron el 11 de septiembre de 2001.  Casi tres mil inocentes perdieron sus vidas ese día de terror.  Inevitable eran el ajuste de cuentas y su difusión pública cuanto antes. 
Sin embargo, tomó casi diez largos años llevar a término lo que el Presidente anunció: Osama bin Laden, el líder de al Qaeda, responsable por la destrucción del 9-11, ha muerto en una operación clandestina.     
Desde los tiempos de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, nadie ha definido la política exterior de los Estados Unidos como Bin Laden. 
Como secuela del 9-11, el Presidente Bush ordenó operaciones globales contra el terrorismo y las guerras en Afganistán e Iraq.  Bush anunció  “quien no esté con nosotros, está en contra nuestra” y puso en precario la visión de Woodrow Wilson y Franklin Roosevelt que las naciones resuelvan los conflictos en foros como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.  Algunos aliados le apoyaron, como el Reino Unido, otros a regañadientes y a otros – Iraq, Corea del Norte e Irán- les llamó “Eje de la Maldad”, igual que la Alemania Nazi, Italia y Japón, los genocidas “Poderes del Eje” derrotados en la Segunda Guerra Mundial.
El Presidente Obama mantuvo las guerras de Bush y ha pagado el costo en más soldados y civiles muertos, mayores déficits presupuestarios, relaciones en precario con los aliados en Europa y Asia, disminución de popularidad y fragmentación del electorado que le llevó a Casa Blanca. 
La muerte de Bin Laden en Paquistán de seguro tendrá un impacto favorable al Presidente entre tantos problemas urgentes.  Aunque está por verse qué consecuencias traerá en el volátil y vital Oriente Medio.  Por otra parte, podría ser oportunidad para que Obama retome su llamado en el 2009 en el Cairo a nuevas relaciones con Oriente Medio. 
Las reglas están cambiando en Egipto, Jordania, Túnez, Libia, Yemen, Bahrein, Siria, Palestina e Israel.  El Presidente Obama expresó que se le ha hecho justicia a Bin Laden.  Queda el reto mayor de que Estados Unidos participe constructivamente en la justicia que millones reclaman en tierras del Islam.  De ello podría depender que no vuelvan a ocurrir días como ese 9-11.