Entrevista / Interview: Univision Puerto Rico (14 October 2012)
Algunas lecciones del fracasado (por ahora) proyecto del gasoducto:
Aquí las lecciones:
Primera: En una sociedad con múltiples accesos a la información, redes sociales electrónicas, grupos activos e interesados de la sociedad civil y un sinnúmero de agencias gubernamentales implicadas, es vital para el éxito de una iniciativa de gran envergadura económica e impacto ambiental contar con el consenso sosegado y trabajado de una amplia muestra de la sociedad. Después de todo, se trata de un proyecto que afectará a todos y justo es que no se ponga en marcha sin unos entendidos amplios y que le garanticen su viabilidad y continuidad independiente de las mayorías políticas presentes.
Segunda: Las contrataciones en proyectos públicos --pagadas con nuestro dinero, el de todos los contribuyentes-- sin pasar por el proceso de llamado (público y competitivo) a propuestas ("RFPs"), subastas o fiscalización de proponentes, causan irremediable pérdida de la confianza pública en la iniciativa, ante todo si quienes obtienen contrato --y los beneficios económicos-- parecen no contar con el peritaje o experiencia en diseño, propuesta, permisos, construcción, mantenimiento y administración de este tipo de proyectos y, huelga decirlo, peor si los seleccionados aparentan tener enlaces privilegiados con el oficialismo.
Tercera: Ofende la inteligencia y genera más oposición al proyecto lanzar campañas amplias de propaganda de las virtudes futuras del proyecto cuando siquiera éste ha sido aprobado por las agencias concernidas. Por ejemplo, el mensaje de los supuestos "ahorros" que traería el proyecto a la factura mensual de electricidad si éste ya estuviese operando era un recordatorio mensual, por escrito, por parte de la propia agencia proponente, de su incapacidad para cumplir la (díficil) promesa de "reducir la factura de luz" y causaba aún mayor oposición al proyecto. Por tanto, si no tiene una solución de impacto inmediato al problema, no cometa el error de recurrir a una promesa nueva (y fantasiosa) para cumplir una promesa ya dada cuyo incumplimiento queda plasmado en cada nuevo ciclo de facturación. Da un sabor de tomadura de pelo a todo el ejercicio.
En resumen: credibilidad, credibilidad, y más credibilidad. Sin ésta, apague la luz, cierre el quiosco y bote la llave.
Por ahora, no habrá gasoducto. ¿Y en el futuro?
(En la entrevista en Univision del 14 de octubre de 2012, al comienzo de este comentario, también analizamos el debate del 11 de octubre de 2012 entre los candidatos a la Vice Presidencia de los Estados Unidos).